...Porque de un lado estás tú... y del otro lado todos los demás...



lunes, 15 de octubre de 2012

Una mujer llamada...

No podía estar seguro si se trataba de un sueño...

Habiamos compartido antes el mismo techo, el mismo espacio. Había estado entre sus brazos, pero siempre fuera de una habitación como aquella. Habíamos compartido anecdotas, lágrimas y pensamientos. Estaba euforico, atónito... feliz.

Me preguntaba si podría contenerme al intento de robarle un beso...
Mirarla deslizarse dentro de las sabanas en un lado de la cama que compartiría conmigo me hizo imaginar una vida a su lado. Todo lo que deseaba al fin era eso, compartir con ella cada día de mi vida.  Al acomodarme junto a su cuerpo, respiraba profundamente intentando controlar mis nervios.
Me permitió que la abrazara... y apenas podía esperar para tenerla junto a mi.
Al mirar sus ojos y ver su difusa sonrisa, sentía que mis palabras escapaban ansiosas reafirmándole mi amor, pero las detenía entre mis labios; no quería alejarla ni cargar sobre ella el peso de mis sentimientos. Si yo volvía a repetirle que la amaba probablemente ella huiría del abrazo al creer que sólo intentaba sacar ventaja de ello.

Había madrugadas en que abría los ojos y me quedaba observandola dormir hasta el amanecer.
Cuando los rayos del sol comenzaban a cruzar el cristal de la ventana para acariciarle el rostro, volvía a cerrar los ojos para evitar que descubriera mi secreto.
Las horas eran hermosas entre la penumbra de la habitación que encerraba la mezcla de nuestro calor y su perfume, su respiracion tranquila que me permitia admirar su belleza.



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