Para empezar quiero aclarar que este texto no lo he redactado yo sola.
Estoy muy agradecida por la colaboración de una segunda persona a quien no pude pedir permiso para publicar este fragmento, en primera porque me ha nacido del corazón este impulso repentino de hacerlo y en segunda porque sin duda a esta hora debe estar como en su quinta fase del sueño.
Por ello, este pequeño
discleirmer va para agradecer y pedir una disculpa ya que justo ahora me siento una violadora de los derechos de autor... pero es que... sin tus líneas (digo, si acaso estás leyendo esto) como que el relato no tendría sentido!! u.u
Y ya aligerado un poco el peso en mi consciencia, aquí está este fragmento de una historia escrita hace algunos años <3
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Eliza
se sienta en una acera y saca su celular repasando
la agenda. “Mi Princesa” Lee en
su pantalla y sonríe, deteniéndose ahí pensando un
momento. Respira profundamente
se concentra en la idea y pulsa el botón de marcar.
Ella mira la pantalla, algo
extrañada por la llamada, pero contesta.
-Hi, ¿Eliza?
-Hi...
– sintiendo una extraña
energía revitalizante al escuchar esa voz de nuevo – ¿estás ocupada?
-No baby – sonriendo.
-Sólo
quería escuchar tu voz y bueno... disculparme por los mensajes de ayer y todo lo demás. No es
excusa, pero no me sentía muy bien – esa
energía de un llanto que quiere estallar la enmascara riendo un poco – pero
ahora estoy mejor. También quería reiterarte mi promesa de una manera un
poquito más personal.
-No tienes que disculparte,
entiendo muy bien todo – continua sonriendo.
-Lo
sé...
-Es bueno saber que estás bien…
escuchar tu vocecita.
-Sí,
estoy muy bien. Bueno, eso era todo, ¿tú has estado bien también?
-La verdad no esperaba tu
llamada tan pronto.
-Pensaba
llamarte desde ayer...
-Con eso de que te despediste.
Bueno, creo ayer no hubiera respondido – habló apenas.
-¿Estás
bien?
-Si, claro.
-Tu
voz sonó... rara.
Aclarando un poco su garganta –
No es nada. Creo que me agriparé, ¿puedes creerlo? – riendo un poco.
-Sé
que no ha pasado ni un día pero... ¿me has extrañado un poquito? – sonrojándose
ante su inmadura pregunta.
-Sí...
-Yo…
en el aeropuerto… cuando te devolví el
boleto…
-¿Aja?... – esperaba en
silencio a que se ordene y continuase.
Cerrando los ojos, pensándolo mejor – Nada… sólo desee
que fueras muy feliz...
-Está bien – El silencio se
prolongó unos segundos – ¿Estás ahí?
-Sí... aún
estoy aquí. ¿Cómo está él? ¿te
trata bien?
Queda en silencio por un
minuto, y luego responde – Sí, todo bien. He pasado el tiempo hablando con mis
hijos.
-¿Sí?
Estarán muy contentos de verte de nuevo,
me imagino...
-Sí. No nos veíamos hace mucho.
Todos muy felices.
-¿Nadie
te preguntó a qué habías viajado a México? – lanzando una risita.
-Mmm… sí, una que otra
pregunta, pero estaban más concentrados en hablarme de sus planes, viajes y
todo eso, que apenas pude hablar de México.
-Suspirá –
Me imagino…
-Aja.
-¿Y
dónde estás ahora? – pregunta tímidamente.
-En mi habitación, más
precisamente mirando a través de la ventanilla del balconcito que hay aquí… está
haciendo algo de frio.
-¿Estás
solita?
Observaba la lejanía del cielo
– En estos momentos sí.
-¡¿Por
qué?! – sorprendida.
-¿Por qué, qué?
-¿Por
qué estás sola...?
-Apenas la mañana sacó a la
familia a sus quehaceres y pues yo me quedé un poco más de tiempo en la cama.
¿Tú, dónde estás?
Sonriendo
recordándola en aquel escenario del
amanecer – ¿Yo? – mirando a su alrededor – estoy… en casa tomando una
taza de café.
-Mmh… café, necesito algo de
eso – riendo.
-¿Sí?
– se levanta del sitio al percibir una silueta en la lejanía
avanzando hacia ella.
-Aja…
-P...
pues... ven por él – caminando un poco. Su voz se tornó algo alertada por un escalofrío.
-¿Estás bien?
-Sí… – mira al tipo entrar a una casa, sintiéndose aliviada.
-Te noto algo extraña ahora.
-Lo siento... no fue nada.
-Ok…
-Necesito un abrazo... sólo un abrazo – sonrojada.
-Recuerdo bien qué pasa con
esos… –sonriendo – Te mando un abrazo entonces, muy fuerte.
-¿Enviado?…
Así se consumirá en el viento... antes de llegar.
Suspira – Puedo rodear tu
cuerpo con el mio en tu petición... quisiera que sientas esa solidez – cerrando
lo ojos, declarando despacio las palabras.
Secando
las lágrimas que no dejaban de caer – Rodea
mi cuerpo con el tuyo...
Suspirando hondamente, como si
en realidad hiciera ese contacto, sintiendo el confort de su cuerpo – Lo estoy
haciendo – abrazándose a si misma.
-No te siento.
-Lo siento. ¿Quisieras
que sea como la primera vez?
-No
habrá nada como la primera vez – soltando una risita.
Ríe
también – Creo que no.
-Oye…
antes de que te fueras, ¿alguna vez te dije cuanto te amaba?
-Me lo demostrabas muy bien.
-Jajaja...
-Es bueno escucharte reír.
¿Deseas recordarme algo?
Suspirando profundamente – No. Quiero pensar que lo
recuerdas todo...
-Eso hago… estás bastante
presente.
-Eso
pasará con el tiempo...
-Como crees – recostándose en
la cama.
-No
creo… lo sé.
-Bueno...
-Te
amo...
-Gracias... – sonriendo
apenas.
-Mi crédito está
por terminarse. Si se corta la llamada... quiero que
recuerdes eso... si olvidaras
todo, sólo eso nada más. Y s é
feliz... ¿si?
-Lo soy, recordando y no
olvidando. Tengo que cortar, no puedo quitar tu saldo, cuídate mucho. Un beso… bye.
-Espera,
ya se va a terminar de todas formas. Quiero
escucharte todo lo que pueda... incluso
tu respirar. S i me
falta el aire... puedo recordar.
-Tan dulce siempre. Te debo un
sueño.
-No,
no me debes nada, al contrario... ¡yo te debo tanto
a ti!
Suspirando – Y yo también a
ti, de verdad.
-¿Y
al fin pudiste descansar? – sonríe.
-Tampoco es que no lo haya hecho
contigo. Sólo se duerme lo necesario.
Ambas
rieron.
-Bueno...
queda medio minuto, me despido... ¡duerme muchooo...!
-Jaja… cuídate por favor.
-Sí, lo haré.
-Bye baby – se corta la
comunicación. M miraba la pantalla, le sonríe descansando luego el celular
sobre su pecho abrazándolo con las manos, gira su rostro hacia el reflejo del
cielo que se veía por la ventana.
Eliza
mira al cielo –...Cásate conmigo… – susurra dirigiendo la mirada a la pantalla
de su celular :’(